lunes, 20 de junio de 2011

El Tren llegó a nuestras Vidas II parte.

José Antonio Corredor Cerdán. Mi abuelo paterno en un cuadro que se conserva en mi casa.
El parecido con mi padre es mas que evidente.

Intentando soportar como se pueda estos primeros bochornos del verano, es que yo soy mas de invierno aunque también me gusta la cervecita del verano jejejeje, me dispongo a intentar complemetar el ultimo post que le dediqué a mi abuelo paterno y por extensivo a toda esta rama familiar.
Concluí la ultima entrada en el día que mi abuelo recogió de manos del alcalde de Alcoi las llaves de su nuevo piso situado en el nuevo barrio obrero que se estaba construyendo en la denominada zona Norte de la ciudad.
En este nuevo piso de apenas unos 60 m cuadrados se fueron a vivir toda la familia, es decir 5 personas, a la que luego se sumó otra ya que nació en esta ultima casa el hermano pequeño de mi padre que curiosamente recibió el mismo nombre que aquel que falleció en accidente hacía apenas unos meses,en fin cosas de antes....
En este barrio, donde mi abuelo residió hasta que falleció y del cual yo tengo maravillosos recuerdos, fue donde mi padre y sus hermanos se criaron y conocieron a sus amigos, aunque cosas del destino solo uno encontró trabajo en el mismo por lo que se vieron obligados a marchar a pueblos de alrededor como Muro, Cocentaina e Ibi ,pero bueno eso es otra historia...
Fue en este barrio donde mi padre encontró la pasión por el fútbol, afición que evidentemente yo no he heredado como sabrán aquellos que me conocen, empezó jugando en equipos de los salesianos instalados en aquel barrio desde la fundación del mismo a modo de evangelización, pasando cuando era mas mayor a formar parte del conocidisimo equipo de futbol de la epoca denominado los Leones fundado por un grupo de amigos, del que por aquel entonces se denominaba barrio de Caramanchel, en 1961 entre los que se encontraba mi padre. Recuerda mi padre que durante sus primeros años de futbolista en los Salesianos para poder jugar al fútbol eran obligados a asistir todos los domingos a misa en la iglesia que dicha congregación tiene en el centro de Alcoi donde se les cuñaba una libreta de asistencia sin cuya estampación no se podía jugar.

María López Saez mi abuela paterna en la ultima foto que se hizo antes de fallecer con 41 años.

Fue durante su época de futbolista cuando mi padre también intentó entrar a un seminario, no porque sintiera la llamada de la fe, ya que jamás he visto a mi padre ir a misa fuera de las típicas celebraciones familiares, si no porque ingresando en esa institución era la única forma de poder conseguir unos estudios dignos. Pero este deseo fue truncado por la negativa de mi abuelo el cual no permitió que un hijo suyo ingresará en una institución religiosa debido a su ateísmo e ideas. Pero aunque esto sea la versión oficial que siempre dió mi abuelo la realidad era mucho mas profana y su negativa no se debía exclusivamente a sus ideas, sino que en la situación en que se encontraba la familia no era muy prospera y mi abuelo no pudo pagar la "dote" que todo seminarista tenía que pagar al ingresar, a parte también la falta de dinero hacía imprescindible otro jornal en casa, y mi padre al ser el mayor de los varones junto con su hermana fueron los encargados de ayudar economicamente a sus padres.

De aquel barrio guardo numerosas imagenes fotográficas e incluso la mayoría de las anécdotas familiares transcurren en el mismo. Como la fama de mal conductor de mi abuelo que coche que cogía coche que estrellaba, incluso su primer coche un seiscientos, ( como no), lo estrelló nada mas sacarlo del concesionario declarándolo el seguro siniestro total, cosa que ocultó a sus hijos, ya casados para que no le reprendieran por el hecho ya que le dijeron que no fuera solo a por el coche ya que aunque tenía el carné desde hacía tiempo jamás había conducido. Por otro lado es bien conocido por la familia el accidente que tuvo con su Vespa donde viajaban mi tío y un primo de mi padre los cuales aterrizaron encima de la ya prominente barriga de mi abuelo, al caer por un margen y como gracias a ese hecho amortiuaron el golpe sin hacerse ni un rasguño. En fin que mi abuelo era un peligro al volante, jejeje y yo eso no lo sabía cuando subía de pequeño en su SEAT 127, ultimo coche que tuvo ya que sus hijos lograron que les entregara el permiso de circulación.
También recuerdo ahora con cariño como los domingos al ir a visitarlo tocabas al portero automático de su piso y en vez de contestar por el telefonillo se asomaba por el balcón para ver quien era, lo que suponía una táctica "infalible" para ver si interesaba abrir o no, todo esta parafernalia se realizaba en caso de que mi abuelo que estaba jubilado se encontrara en casa, cosa poco probable ya que casi siempre estaba en un bar cercano llamado las Vegas pero que en mi casa fue bautizado socarronamente como la oficina, ya que mi abuelo pasaba casi todo el día allí con sus amigos jugando al chinchón.
 El ir a ver a mi abuelo al bar también tenía su liturgia; primero llegábamos mis padres y yo, normalmente mis hermanos ya no iban estaban en la edad de hecharse novio/a, mi abuelo que siempre se sentaba en la ultima mesa de aquel bar lleno de humo, con el suelo lleno de palillos, servilletas de papel y con sus estanterías llenas de trofeos, entre ellos los que mi padre gano con los Leones. Él al vernos no hacía intención de moverse, yo me acercaba , para que me diera mi paga, la cual recibía después de darme un beso en la boca, costumbre que siempre odié y que con el paso de los años y al hacerme mas mayor supe esquivar poniendo la mejilla entes de que me besara, mientras mis padres, que normalmente iban con mi tío tomaban asiento, esperábamos unos minutos hasta que mi abuelo acabará su partida, y yo solía salir a jugar a la calle Sabadell que por aquel entonces no estaba tan transitada o a las maquinitas recreativas instaladas en el bar, cosa que a mi madre no le hacía mucha gracia, pero que supongo que me dejaban jugar para que les dejara en cierta medida en paz.
Recuerdo como si fuera hoy una de esas maquinas que tenía incluida una metralleta de metal con la que tenías que matar a una especie de soldados y esquivar a gente de la cruz roja y civiles en un hipotético campo de batalla. Después de que mi abuelo acabara la partida saliamos del bar no sin la consiguiente discusión debido a ver quien pagaba la cuenta, cosa que la verdad nunca he entendido, chico si quieren pagar pues que paguen jejejejeje, y nos dirigíamos a casa donde finalizaba la citada visita.
También se convirtió en toda una tradición los días de noche buena. Desde siempre mi abuelo y mi tío el pequeño han pasado las noche buena en mi casa, y mi padre y yo  los encargados de ir a por él, y la jugada siempre era la misma, llamábamos al timbre mi abuelo se asomaba al balcón, nos abría, subíamos por la estrecha escalera hasta el tercer piso, y allí nos esperaba, normalmente le daba el regalo de navidad que dejaba en la mesa sin destapar, y se iniciaba una discusión infructífera entre mi padre y él, mi abuelo decía que no quería molestar que no bajaba a Muro a cenar, que no le apetecía que estaba cansado, bueno un rastro de excusas sin sentido que solo tenía por finalidad que le adularan, o como se dice por aquí que se "la levanten".La disputa finalizaba cuando mi padre me cogía de la mano y bajábamos por la escalera y salíamos a la calle y allí estaba mi abuelo asomado al balcón para decirnos que se lo había pensado mejor que si que venía a cenar. La segunda batalla comenzaba entonces en el coche pero esta normalmente la ganaba mi abuelo ya que jamás consintió quedarse a dormir en mi casa la noche buena y a mi padre le tocaba llevarlo a Alcoy después, solo los últimos años cuando ya estaba tan enfermo se quedaba en mi casa. También recuerdo de ese día como me daba 2000 pesetas a escondidas del resto como regalo de mi cumpleaños que es el 25 de diciembre, y como siempre me decia toma esto es para ti pero no se lo digas a nadie.Otro recuerdo especial que conservo es el del día que me regalo un coche de pedales amarillo, un Ferrari creo que era y que fue el único regalo en "especie" que me hizo ya que él era mas de dar dinero.
Desgraciadamente todo esto acabó un 19 de Noviembre de 1996, cuando tras sufrir una larga enfermedad de casi 16 años agravada durante los últimos 3, tomo una decisión no comprendida por muchos y muy mal asimilada por nosotros, pero bueno supongo que eso es lo que el quiso, fue enterrado en Alcoy junto a su madre, hijo y esposa el 20 de noviembre, justo cuando hacia 21 años que había fallecido su gran enemigo Franco, simplemente casualidades del destino. Ese día enterramos a una persona peculiar como fue mi abuelo con fuerte carácter, machista como mandaban las modas de su tiempo, cabezón, ( eso es defecto de familia heredado por todos, por mi especialmente), pero una persona que a pesar de sus defectos tenía una magia y un algo que atraía a la gente y no la dejaba indiferente.

Corredor.